El primer servicio que sustituye la cremación de animales por un proceso de descomposición basado en agua ha surgido en Singapur con gran aceptación para dar el último adiós a las mascotas.
YungLoo, un joven de 28 años oriundo de Singapur inauguró «The Green Mortician» (La Funeraria Verde), un espacio con aire de spa y ambientado con música zen, dónde las personas despiden por última vez a sus mascotas. El exdj afirmó a la agencia de noticias EFE que la idea nació de su rechazo a los funerales tradicionales: «son demasiado tristes».
La técnica se llama hidrólisis alcalina y el método implica la descomposición acelera de un cuerpo con la ayuda de hidróxido de potasio y agua a temperatura elevada (unos 150 grados). El animal es puesto en una cámara metálica de 20 a 24 horas y al finalizar el proceso solo quedan sus huesos. Después, Loo se ocupa del proceso que pulveriza los huesos, el cual demora unos días y luego entrega las cenizas a las familias.
Su siguiente objetivo es convencer a las autoridades de Singapur para poder reutilizar el agua empleada en el proceso (unos 800 litros, pudiendo cremar a varios animales a la vez en diferentes compartimentos), pues ahora él tiene que almacenarla y procesarla, lo que incrementa de forma sustancial el coste operativo.
La carestía de la maquinaria necesaria para el proceso, cuyo precio es de unos 150. 000 dólares, además del coste añadido de procesar el agua, se convierten en los principales obstáculos para expandir el negocio por el momento, aunque tiene clara su visión de futuro.
«El siguiente paso son los humanos. No hay espacio en Singapur, y las cremaciones no son sostenibles», asegura a EFE.
Acuamación reduce emisiones de gases
Al no requerir combustión, expertos aseguran que la acuamación reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en aproximadamente un 35 por ciento, además de requerir alrededor de un 90 por ciento de energía menos que la cremación por ignición, que tarda entre 2 y 4 horas.
Uno de los ejemplos más relevantes y recientes fue la cremación con agua el pasado año del arzobispo sudafricano Desmond Tutu, un método que el premio nobel de la paz en 1984 por su oposición al apartheid había elegido para dejar constancia de su compromiso con el ecologismo.
Con información de Agencia EFE