La vicepresidenta replicó de ese modo a Alberto Fernández, un día después de que afirmara desde la CGT que “el poder no pasa por la lapicera”; insistió en que el déficit fiscal “no es la causa de la inflación sino la economía bimonetaria”; reivindicó su reunión con el economista Melconian.
Poco después de salir del escenario, Kirchner volvió a aparecer en público, pero esta vez ante la militancia, ubicada en las afueras del predio. Bajo el grito de “Cristina presidenta”, se presentó en momentos en que su figura comienza a perfilarse de cara a las presidenciales de 2023. Y en un contraste a los apoyos que sumó ayer el presidente Alberto Fernández, Kirchner se mostró rodeada de intendentes del Conurbano bonaerense, como Mayra Mendoza, Mario Secco, Juan José Mussi, por su hijo, el legislador Máximo Kirchner, y el gobernador Axel Kicillof. También de figuras más cercanas a Fernández como la diputada Victoria Tolosa Paz o el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, a quien le dedicó comentario, saludó y hasta un guiño de ojos.
“El mejor homenaje que le podemos hacer a Perón es ver lo que hizo y acercar el bochín un poquito”, fue la frase que utilizó Cristina Kirchner para cerrar el acto, solo minutos después de que se conociera la renuncia de Guzmán.
Después de citar el texto “Manual de conducción política”, del propio Perón, Cristina Kirchner llamó a “superar el odio al peronismo, que ha tomado una agresividad que no es buena para nadie ni para la Argentina”. Luego comentó su reunión con el economista Carlos Melconian y repudió que “los del otro lado lo mataron” por encontrarse con ella. “Él no está tan convencido de la economía bimonetaria y piensa más parecido a (Martín) Guzmán, sobre el tema del déficit fiscal”.
“Me voy a reunir con quien me tenga que reunir, no me niego a persuadir al otro, no me niego nunca a convencer”, remarcó. Luego intentó aclarar lo que quiso decir en el acto de Avellaneda, dos semanas atrás, sobre la intermediación de los planes sociales, lo que fue duramente cuestionado por las organizaciones sociales tanto oficialistas como opositoras. “No pueden actuar como organizaciones si actúan como partidos políticos; charlé mucho con Juan Grabois y tenemos que discutir la necesidad de un ingreso universal”.
También le respondió a los dirigentes del Movimiento Evita que la calificaron como una “pequeño-burguesa” y después de pedir “basta, muchachos”, ironizó: “¡Yo soy una gran burguesa!”
El auditorio
En la primera fila, frente al escenario, se ubicaron dirigentes como Máximo Kirchner y Felipe Solá, reciente incorporación del kirchnerismo. El acto se desarrolla en el polideportivo municipal local, donde además de Cristina -que será la principal oradora- tomaron la palabra el intendente anfitrión Mario Secco y su par de Berazategui, Juan José Mussi, un histórico del PJ bonaerense que tiene 80 años y que fue convocado para que se refiera al proceso histórico que protagonizó a Perón.
Secco, el primer orador del acto, sostuvo que para su generación, el expresidente Néstor Kirchner “fue nuestro Perón”. Con tono desafiante, el jefe comunal arremetió contra “aquellos tarados que votan a sus verdugos pensando que los van a sacar adelante”. Y pidió “respeto para Cristina, porque si hoy gobierna el peronismo es por una decisión de esta mujer”. Esta última frase hizo parar al auditorio, que coreó: “Cristina presidenta, Cristina presidenta”. Secco agregó: “El próximo año volveremos a poner un proyecto nacional y popular”.
Por su parte, Mussi recordó que hizo su “primer discurso peronista hace 64 años, cuando tenía 17″. El intendente de Berazategui sostuvo: “Llevo muchos años bregando por la unidad del peronismo, no quiero perder, sino que me conduzcan a la victoria; lo padecimos a (Mauricio) Macri, nunca más un Macri en la Argentina; estoy en una etapa de mi vida donde no podría soportar un peronismo perdedor otra vez”. Agregó: “Nosotros queremos a todos los peronistas adentro, aún a los equivocados; metámoslos adentro para ganar”.
En la antesala del acto se esperaba que Cristina Kirchner hiciera una demostración de fuerza rodeada de intendentes del Conurbano, en una suerte de “revival peronista” con el que buscará tomar el control del aparato partidario y dejar en el plano testimonial a la conducción nacional que encabeza Fernández. La vicepresidenta confirmará además el cambio de su estrategia de comunicación: si antes espaciaba sus discursos o dirigía sus cuestionamientos por medio de cartas o mensajes en las redes sociales, ahora intensificaría sus intervenciones con el objetivo de “corregir el rumbo” de la gestión presidencial.
Según pudo saber LA NACION, la vicepresidenta estuvo en todos los detalles de la organización, que imaginó como una disertación y tituló “A 48 años del fallecimiento de Perón: Argentina, política y economía”. Desde la presidencia del Senado se ocuparon de contactar a cada uno de los intendentes del PJ del Gran Buenos Aires para invitarlos al encuentro. Algunos de ellos, consultados por este diario, hicieron notar el contraste entre la “maquinaria aceitada” de organización que atribuyeron al kirchnerismo –todos recibieron llamados para asegurar su presencia en Ensenada- contra la desprolijidad de la cita promovida por la Casa Rosada en la CGT, que enojó a los propios jerarcas sindicales y desorientó a la dirigencia peronista.
En este escenario, dirigentes camporistas hicieron circular por las redes sociales una foto de Cristina tomada en el Senado, acompañada por la leyenda “la única salida”, en una suerte de operativo clamor anticipado para instalar la posible candidatura de la vicepresidenta. Algunos quieren que se postule para tratar de regresar a la Casa Rosada, pero otros proyectan que lo hará como senadora por la provincia de Buenos Aires.
Fuente: La Nación.