La escuela industrial Albert Thomas transita serias dificultades debido a la falta de materiales y de nombramiento de autoridades. Frente a esto: desinterés estatal.
Por Valentina Gijón
La Escuela Técnica N°6, ubicada en la calle 1 entre 57 y 58, es conocida por formar desde 1911 a miles de técnicos en distintas especialidades, dando posibilidad a sus estudiantes para desarrollarse en el ámbito industrial.
Sin embargo, desde la pandemia el colegio platense enfrenta serias dificultades edilicias, administrativas y fundamentalmente económicas, que repercuten inevitablemente en la formación de sus alumnos.
Desde que volvió a abrir sus puertas el colegio se encontró con un problema atrás de otro. Aulas sin luces, baños clausurados por mal funcionamiento, ventanas rotas, veredas destrozadas son solo algunas de las dificultades. La institución se enfrenta a una crisis sin precedentes y nadie parece estar capacitado o tener la voluntad para dar una solución.
Crisis de materiales
Las dificultades con las que se enfrenta el colegio se deben en primer lugar a la falta de dinero para solventar las diferentes necesidades. La escuela tiene faltante de materiales, ya que la financiación de la misma es mediante una tarjeta a la cual no están teniendo acceso.
Se trata de la tarjeta SITRARED, a través de la cual el Ministerio de Educación de la Nación transfiere los fondos necesarios a cada una de las escuelas del país para solventar los gastos necesarios para su funcionamiento.
El problema es que la tarjeta se habilita únicamente a nombre del director o directora del establecimiento educativo. Y el Albert Thomas se encuentra desde la pandemia en una situación de completa irregularidad en este sentido.
Durante el aislamiento el director del colegio se jubiló y desde entonces el cargo no volvió a ser ocupado de forma permanente. Si bien hubo una directora, esta no tuvo oportunidad de acceder a los fondos que se encuentran en la tarjeta antes de desocupar el cargo. Es así que desde el año pasado el puesto está vacante y como consecuencia, los fondos están cautivos sin posibilidad para las autoridades de acceder a ellos.
Estos fondos retenidos en la tarjeta SITRARED se necesitan con urgencia para realizar todo tipo de mejoras: reparar baños, destapar desagües pluviales, y comprar suministros necesarios para el funcionamiento de los talleres y los proyectos. En una escuela técnica todos los proyectos que forman a los estudiantes están parados por falta de materiales.
“No podemos esperar a que se nombre un director, entre en funciones, le salga la tarjeta y se la habiliten, porque para eso van a pasar meses. Que se vea de qué manera se puede: enviando personal con materiales para hacer la reparación necesaria, habilitando los fondos a través de la cooperadora, o financiando de alguna manera para poder lograr mejoras”, expresó Germán Zuccolotto, egresado y docente del colegio, Secretario del departamento de Graduados y miembro de la Asociación Cooperadora Albert Thomas, en conversación con Región Cultural.
“¿Cuál es el problema con el Albert Thomas?”
El puesto de director, sin embargo, no es el único que permanece vacante. En el colegio hay actualmente una vicedirectora, un vicedirector, un regente y un prosecretario, no hay secretaria ni director y hay vicedirectores que llevan más de 40 días con carpeta médica sin ser reemplazados.
“Hay que llamar a concurso, tienen que tener la voluntad de que se cubran los cargos. No tenemos la certeza de quien está frenando, ¿Qué pasa con el Albert Thomas? ¿Por qué frenan todo? ¿Cuál es el problema?”, expresó Zuccolotto.
Frente a esto la única respuesta percibida por el sector de educación es una constante dilación. Ya fue solicitada a la Jefatura Distrital una reunión de toda la comunidad educativa, pero la misma nunca es convocada, presuntamente por falta de tiempo.
El rol del municipio y el Club de Estudiantes
El órgano estatal también parece mostrar desinterés por el bienestar de la institución, lo cual se ve a simple vista en la parte externa de la escuela. Las veredas que la rodean están todas rotas y hay pérdidas de agua, lo cual hace que casi siempre estén embarradas. Además, los árboles no son podados y la basura se acumula.
“La municipalidad tiene las cuadras de la escuela abandonadas”, dice Zuccolotto al explicar que el municipio nunca responde a los reiterados pedidos de poda de árboles y mantenimiento de veredas.
Por su parte, el Club Estudiantes también es un problema, ya que deja colocadas las vallas en 57 (aun cuando no hay partido) y los alumnos tienen que bajar a la calle para poder circular. Frente a las reiteradas quejas por parte del colegio, nadie se hizo eco de la situación.
¿Cómo se sostiene?
Ante esta situación, lo único que hace que la escuela se mantenga en pie es el trabajo de docentes, alumnos y de la Asociación Cooperadora Albert Thomas.
Los docentes juegan un rol fundamental para mantener la escuela a flote. Es gracias a ellos que el colegio pudo volver a abrir sus puertas luego de la pandemia, ya que el mismo no se encontraba en condiciones. Entre otras cosas, reforzaron la seguridad de las ventanas después de haber sido robados durante el aislamiento (cosas que aún hoy no se repusieron).
“Hay muchos grupos de docentes que somos egresados de la escuela, que tenemos mucho sentido de pertenencia y trabajamos en pos de mejorarla para los alumnos, porque sabemos que ofrece una salida laboral muy importante. Yo soy técnico y agradezco que todo lo que tengo es gracias a lo que aprendí en la escuela. Lo que hacemos no lo hacemos por nosotros, sino para brindar a los chicos una salida y una opción distinta. Nuestra obligación es con ellos”, expresó Zuccolotto.
Por su parte, la Asociación Cooperadora también ayuda al sostenimiento de la institución, solventando gastos que debería solventar el Estado.
“La cooperadora viene manteniendo la escuela con medios propios. La provincia manda los trabajadores pero sin los medios, estos son solventados por la cooperadora”, expresó el docente.
Sin embargo, toda la buena voluntad del mundo no alcanza. Los medios de la cooperadora son escasos y no llegan a cubrir todas las necesidades que tiene el colegio. La realidad es que la escuela tiene 1.700 alumnos y la cooperadora menos de 300 socios. No hay forma de mantener el edificio sin el aporte estatal correspondiente.
¿Hay algo personal con el Albert Thomas?
Frente a esta lamentable situación le preguntamos a Zuccolotto si las demás escuelas de la ciudad de La Plata se enfrentan al mismo panorama o si cree que hay intenciones particulares para con el colegio industrial.
“Pareciera que hay algo con el Albert Thomas pero no se puede entender cuál sería la finalidad. No sabemos si hay una puja de poder o qué intenciones. Lo que sabemos es que si vos desfinancias una escuela y la vacías de autoridades la llevas a la ruina”, expresó Zuccolotto al contar cómo el colegio se vio obligado a cerrar cursos por todas estas dificultades. “Con todo esto que está pasando empieza a decaer la matricula”, agregó el docente.
Es necesario que la persona adecuada escuche el pedido de la institución y decida comprometerse con el asunto, entendiendo que la educación técnica es esencial y no puede ser postergada.